El círculo de Sinner
El círculo de Sinner es un método para mejorar los resultados de la limpieza. Para la limpieza profesional, los principios de Sinner son importantes, ya que mejoran los resultados mientras ahorran tiempo y dinero. Los cuatro elementos del círculo de limpieza son: efecto mecánico, temperatura, efecto químico y tiempo. Actualmente se suele incluir un quinto elemento, el agua. Aumentar o mejorar la eficacia de cada uno de estos factores reduce la necesidad de los otros factores. Es importante planificar a que tipo de suciedad nos enfrentamos, que elemento es el más efectivo para eliminarla y como podemos malgastar los demás.
Fuerza mecánica
Este concepto no solo se refiere a maquinaria, implica también herramientas de limpieza como la fregona, el cepillo o la esponja. La fuerza mecánica es importante para eliminar la suciedad resistente. Es esencial utilizar el equipo adecuado para el trabajo. Por ejemplo conocer cuál es el cepillo adecuado, en que dirección funciona mejor una máquina, así como la posición adecuada para ejercer la mayor fuerza sin producir lesiones a la persona que lo manipula. La fuerza mecánica es básica para la limpieza en superficies resistentes como suele suceder en exteriores donde podemos aumentar este elemento optimizando de esa manera los otros 4 elementos.
Fuerza química
El uso del producto adecuado puede marcar una verdadera diferencia. Por ejemplo a la hora de quitar restos de adhesivos se utilizan productos con una mayor cantidad de alcohol o disolvente. Los agentes de limpieza pueden actuar de muchas maneras diferentes, el uso del producto adecuado para cada superficie y/o tipo de suciedad reducirá el tiempo y el esfuerzo necesarios. Por eso antes de utilizar un producto consulta para que tipo de superficie se puede aplicar. Además evitarás utilizar productos que puedan dañar ciertas superficies.
Temperatura
A medida que la temperatura aumenta, la suciedad se debilita. La grasa es un buen ejemplo; el agua caliente limpia las grasas y los aceites en menos tiempo que el agua fría. Esta es la misma técnica utilizada por ejemplo por las máquinas de limpieza con vapor, o nuestra lavadora. Como el resto de los elementos debemos cerciorarnos de que el elemento a limpiar puede resistir esas temperaturas sin deteriorarse.
Tiempo
En el caso del tiempo estaríamos hablando en realidad de dos componentes:
- El tiempo de reacción: Este es el tiempo necesario para el agente limpiador o el agua a remojo penetren en la suciedad y reduzcan la fuerza de adhesión de la suciedad en la superficie. Algunos agentes limpiadores están diseñados específicamente con unos tiempos de reacción concretos que son necesarios para que el producto realice sus funciones de forma correcta. Incluso cuando utilizamos productos bioactivos, estos siguen haciendo efecto de desinfección y limpieza durante un largo periodo de reacción manteniendo las superficies limpias durante más tiempo. Es importante conocer los tiempos de reacción necesarios incluso cuál es el máximo tiempo que el producto puede estar aplicado antes de volverse corrosivo para la superficie. Podemos aprovechar este tiempo de reacción para realizar otras tareas y así optimizar recursos.
- Tiempo de procesamiento: esto se refiere a la cantidad de tiempo efectivo que gastamos ejerciendo la fuerza mecánica para hacer desaparecer la suciedad. Este último es el que intentaremos reducir con los demás componentes del círculo.
Agua
El agua es un elemento fundamental en la limpieza, pero también un elemento vital para la vida por lo que economizar su uso es prioritario. Aumentar su temperatura, fuerza, tiempo o productos con los que la combinamos disminuyen la cantidad de agua necesaria. Incluso algunos procesos como el agua ozonizada o el agua osmotizada, modifican las cualidades de la misma para que con menos agua y sin añadir químicos el agua se convierta por sí misma en un producto de limpieza muy eficaz.